Lo mejor del 2017

Como es habitual cada año, a mediados de diciembre me siento en mi estudio para revisar lo que ha pasado en materia musical durante ese período y recopilo lo que para mí ha sido lo más trascendental. Este año no pasó mucho en rock, salvo el regreso de Slowdive, por lo que la lista se mueve más hacia otros lados.

En cuanto a lo local, aunque hubo un par de cosas que me gustaron mucho, decidí hace un buen tiempo ya, no escribir nada sobre los músicos de mi tierra, porque aquí eso de que hablen de ellos no les sienta muy bien. Dicho esto, comienzo con mi listado

Visible Cloaks – Reassemblage

Reassamblage es un disco un tanto extraño en cuanto a forma. Síntesis y música en vivo con un sonido orgánico que recuerda experiencias pasadas. Texturas revisitadas comparten espacio con nuevas destrezas. Un agujero de gusano de doble vía en el que el ambient es el más afortunado.

Jefre Cantu-Ledesma – On the Echoing Green

Cantu-Ledesma se aleja un poco de las máquinas en este disco e intenta crear a partir de guitarras y sintetizadores, una obra shoegaze al mejor estilo de los 90. Erosión digital y bruma, son siempre buenos ingredientes para hacer un disco.

Ryuichi Sakamoto – async

Después de un cáncer que casi acaba con su vida, Sakamoto llega con álbum hermoso e introspectivo. Una delicada pieza de música clásica con ambient, que nos obliga a orar para que tengamos Sakamoto para rato.

Gas – Narkopop

17 años han pasado desde que Wolfgang Voigt publicara su majestuosa obra Pop. 17 años después, llega con el disco del año y muy posiblemente de la década. Dos horas y media del mejor ambient que un ser humano pueda escuchar.

Godflesh – Post self

Justin Broadrick y G.C. Green entienden por qué son únicos en su género. El industrial nunca ha sido tan abrasivo y coherente como de la mano de Godflesh. Otro gran disco para el catálogo de una gran banda.

William Basinski – A Shadow in Time

Basinski crea música para la eternidad. Discos que pueden ser escuchados una y otra vez sin ánimo a perder el rumbo a desgastarse, como las cintas magnetofónicas con las que compone. Una inmensidad de sonido que refresca el alma.

Slowdive

Más de dos décadas esperamos para que la alineación original de Slowdive publicara un nuevo disco. Más de dos décadas pasaron y siguen igual de frescos, igual de contundentes. Más de dos décadas pasaron para que tanta bandita nu-gaze con ínfulas de grandeza, entendiera cómo se hacen las cosas.

Jlin – Black Origami

He confirmado que la claustrofobia llega cuando el ritmo domina y la melodía no está presente. Más de 40 minutos de tensión y de completa angustia pueden describir Black Origami. Fila en el banco con urgencia estomacal de la mejor calidad.

Godspeed You! Black Emperor – Luciferian Towers

Nada nuevo en el mundo de estos grandes del post rock canadiense. Sin embargo, es un disco mucho más melódico que sus predecesores e incluso, más ambient.

Julien Baker – Turn Out the Lights

La música de autor, aunque nunca ha sido lo mío, decide pegarme un gancho de izquierda de cuenta de la hermosa voz de Julien Baker. Si Sprained ankle, su ópera prima, te tocó algún nervio que creías no tener, este disco te los tocará todos.

Bell Witch ‎– Mirror Reaper

Bell witch nos muestra que sólo se necesita de un bajo y una batería para crear una obra maestra. Un disco desgarrador y majestuoso dividido en dos partes y compuesto como homenaje a Adrián Guerra, miembro del grupo fallecido el año pasado.

Morbid angel – Kingdoms disdained

Después de un par de pasos en falso y de la partida de David Vincent, Morbid Angel vuelve a la senda del mal entregándonos uno de los discos más consistentes en años.