The specials
More specials
Chrysalis
1980
Si el debut de The Specials era una bomba de energía, furia juvenil y ritmos jamaiquinos pasados por la licuadora británica, More Specials es la mañana siguiente: el cuerpo todavía vibra, pero la mente ya está en otro lugar. Es un disco extraño, incómodo, más un fantasma que una celebración, y es precisamente por eso, que terminó siendo una de esas obras que tardan años en encontrar su público.
More Specials desconcertó a crítica y fans por igual. En lugar de repetir la fórmula explosiva que los había puesto en el mapa, Jerry Dammers llevó a la banda a un territorio mucho más oscuro y retorcido: ska ralentizado, muzak siniestro y reggae filtrado por paranoia postindustrial. More Specials se sumerge en un universo de atmósferas grises de resignación pura, como una postal desesperada de la vida urbana.
En disco con teclados espectrales, guitarras menos protagonistas y esa batería mecánica que convierte el ska en un reloj de arena que se vacía lentamente. Todo suena distante, más introspectivo que incendiario, más cansado que combativo, pero igualmente político.
Durante años, More Specials fue visto como el hermano raro del debut, el disco que mató el impulso inicial. Pero el tiempo le ha dado la razón, es un álbum adelantado a su época, prefigurando tanto el trip-hop sombrío de los 90 como esa sensibilidad post-punk que prefería el abatimiento a la euforia. No es un disco que carezca de fuerza, es que su fuerza está en lo incómodo, en esa manera de retratar el desencanto sin aditivos.
Hoy se lo reivindica como un disco de culto, y con razón. Porque más allá de no tener los himnos obvios de su predecesor, More Specials es un testimonio honesto de lo que pasaba por la mente de una generación atrapada entre la euforia del ska y la brutalidad de la realidad británica. Una obra maestra que no grita, sino que susurra con voz fantasmal: “disfrútalo, es más tarde de lo que crees”.