Hoy visito uno de mis discos favoritos de todos los tiempos, fue uno de mis favoritos cuando probé por primera vez las compras por internet en el 2000 y lo es ahora cuando lo sigo escuchando con el mismo encanto, 20 años después. Por esta razon, intentaré ser objetivo aunque el corazón se ensañe en no permitírmelo.

Lushlife es el disco con el que este duo concluye su corta pero maravillosa incursión en la música. El tercer disco de Bowery electric se aleja por mucho, del sonido envolvente de guitarras de su disco debut pero muestra ciertos matices de producción y sampleo ya visitados en Beat. Lushlife es un disco menos ambient que el anterior pero igual de sombrío e introspectivo, un disco en el que la repetición prima y el sampleo es la mejor arma a utilizar.

Sin embargo, este esfuerzo no fue muy bien recibido por la crítica en su momento, por tratarse de un disco “unidimensional” en el que cada canción sonaba muy similar a la anterior y en el que las guitarras ya no eran protagonistas. Todo lo que afirman es cierto pero, finalmente, eso es lo que hace que Lushlife sea brillante. Bowery electric nos conduce por el mismo callejón oscuro una y otra vez, pero siempre mostrándonos algo diferente en cada exploración.

Melodías de guitarra, samples de beat hip-hop escuchados cientos de veces en otros discos, cuerdas melancólicas, sintes etéreos y una voz que te hiela, es la receta que Lawrence Chandler y Martha Schwendener usan para crear un álbum que se mueve entre el trip-hop, el kraut rock y el post rock, con un saborcillo al final, a música de banda sonora. Lushlife es un disco que no sorprende, contumaz en todo el sentido de la palabra y que te dice desde un inicio qué vas a encontrar en él, pero gracias a la instrumentación tan perfecta y la hermosa voz de Schwendener, crece en ti de una forma incontrolable.

Lushlife es un disco como pocos y que complementa a la perfección la discografía de Bowery electric.  Un soberbio punto de cierre que logra filtrarse como ese rayo de luz en un ambiente de niebla.